Cada vez que escuchamos los encendidos discursos del Gobierno,
entre otras cosas, nos recuerda a quien lo quiera oír, el esfuerzo realizado
por el Estado Nacional para recuperar a nuestra línea aérea de bandera, que
ahora cuenta con 20 nuevas aeronaves adquiridas a la brasileña Embraer, en
supuesta mejoría del servicio.
Ahora bien, si contamos con nuevos aviones, si mes a mes al
país paga cifras millonarias de costo, por qué Aerolíneas da pérdidas
monumentales a los argentinos? Encima, por las
nuevas unidades se pagaron sobreprecios. ¿Por qué, entonces, los aviones
no levantan vuelo?
La pregunta no tiene una respuesta coherente, y mientras tanto
se suceden los conflictos gremiales que paralizan la línea aérea, con las
dificultades que eso trae para los sufridos pasajeros, que son maltratados por
los empleados que deberían darles respuestas y soluciones que nunca llegan. Pero
nadie da la cara.
A pesar de que no quiera ser reconocido en las esferas
oficiales, ciertos puestos públicos, no pueden ser ocupados por gente que no es
idónea y esto está ocurriendo en la presidencia de Aerolíneas, que desempeña
Mariano Recalde, hijo del legislador y abogado de la CGT, Héctor Recalde. Desde
que asumió, dio sobradas muestras de su incapacidad y desconocimiento del tema,
como cuando dispuso un vuelo extra para que se trasladaran funcionarios y
sindicalistas amigos a Montevideo a ver un partido de la Selección de fútbol
argentina. Desde que preside la empresa, jamás pudo resolver los diferentes conflictos
que se fueron planteando y se pueden contabilizar los pocos días que la empresa
prestó servicios normales.
Nuevamente hoy vemos que los pilotos nucleados en la
Asociación Argentina de Aeronavegantes, ante el reclamo de falta de cursos de
capacitación para los nuevos aviones, decidieron castigar a los pasajeros con
paros que obligan a cancelación de vuelos. Como consecuencia los pasajeros,
durmieron en los bancos de Aeroparque, donde tampoco recibieron la asistencia
necesaria, ni siquiera los niños.
No hay duda de que Aerolíneas Argentinas está a la deriva,
como todas las empresas que administra el Estado. Y esto es consecuencia de
pagar favores políticos con puestos claves que terminan en manos de incapaces: el
gobierno se empecina en desoír críticas a la gestión, para saldar deudas
políticas con el líder de la CGT, mientras los argentinos seguimos pagando los
desaguisados financieros de una línea aérea que no levanta vuelo.
Mariano Reclade y
Aerolineas Argentinas = BanKados