jueves, 3 de febrero de 2011

Víctor Hugo: Ejemplo de militancia del Tea Party argentino


¿Qué le pudo haber sucedido a este hombre que pasó de una posición neutral a cautivo K?

De ser despedido por el Estado por su insurgencia a ser un fiel lustrador de botas.

Mis sospechas van por el lado de la SIDE y algún muerto en el placard que haya servido para domesticarlo. ¡Quién sabe! Alguna amante, algún hijo no reconocido (ahora que está tan de moda), ¿algún negocio sucio…?

Me sorprendería mucho que un montón de verdes hayan bastado para apropiarse de un hombre muy reconocido y respetado por su moral en el pasado.

Su sencilla labor es la de fabricar un simple ideal que consta de dos partes: una izquierda iluminada, bondadosa e inmaculada y una derecha implacable, asesina y destructiva. Para cuando las penosas realidades chocan con el colectivo imaginario de belleza K, siempre se tiene el mismo recurso: los pandilleros de la otra esquina, sí, los mismos desestabilizadores de siempre.
Es así como trabaja la versión argentina del Tea Party, fanatismo político con nula racionalidad y siempre con un insaciable apetito de admiración y ego.

La línea editorial es bien tácita y contundente, si bien un periodista nunca puede estar situado en los 90º exactos, debe procurarse no estar por menos de los 80º, ni más de los 100º, pero V.H. ya está más allá de todo gradiente y se sitúa en los cómodos 180º.

Podría sentir pena por este hombre pero veo que no la pasa nada mal. En enero hizo radio desde Pinamar, luego Villa Gesell y ahora desde París, y voilà!, ¿habrá ido de compras con el camionero Moyano a las galerías Lafayette?


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